Extraño otoño

¡Pero qué deprisa pasó el verano más largo! En un vuelo llegó el otoño y me pilló juntando piedrecitas en la playa. Voló septiembre (el primer septiembre sin libros de texto ni salas de profes ni dolor de tripa al ver los anuncios de la vuelta al cole), y quise haber escrito algo sobre eso, pero los días se me fueron volando también, sin que las ideas hubieran llegado a coger forma.



Luego empezaron a acortarse las tardes, y lo sé porque, por primera vez en muchos años, pude sentarme a mirarlas pasar. Pude ver las nubes divagar en el cielo, y los colores tiñéndose de luz dorada. No sólo los miré: los vi.




Después de tantos años sin tiempo para nada, pude sentarme con mi abuela junto a la ventana para escuchar sus recuerdos y saludar a las vecinas, en aquel pueblo perdido en la Manchuela donde, os prometo que, de verdad, un día cualquiera de otoño, se detiene el tiempo.


 Hubo, como siempre habrá para todo lo que decidamos, quien me admiró, quien me quiso, quien pudo comprenderme y me dio ánimos. Hubo también, como habrá siempre, quien se angustió por mí con la angustia que yo había perdido, quien me tomó por loca ("¡dejar un buen trabajo, con los tiempos que corren!"), quien me urgió a ponerme en marcha enseguida, frenética, boqueante.

Y por primera vez en muchos años, hubo también mi propia voz recuperando sus pausas, su ritmo lento, sus palabras. Hubo aire para respirar, y largos paseos con mi perro olisqueando las calles. 

Por supuesto, hubo también cosas cosidas con cariño y telas de colores y pedazos de pantalones... Dejo caer alguna foto, porque de esto iba más o menos el blog... aunque tal vez el otoño tampoco iba exactamente de esto.


Que sí, que os prometo que me pondré a buscar trabajo. Y será relativamente pronto: apenas acaben de caer las hojas, y de hacerse doradas las tardes. Apenas coja aire. Apenas recupere, en este extraño otoño, la alegría que se me fue descosiendo en estos años de intentar encajar en las costuras de la ropa de otros. 

Mientras tanto, pasad, sentaos conmigo a ver girar el mundo. Quedémonos en babia un rato, ganando vida mientras perdemos, dulcemente, el tiempo.


6 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog. Me encanta como escribes. Me quedo por aquí para leerte

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, y bienvenida! Me alegra mucho que te guste :)

    ResponderEliminar
  3. Chiquilla... Ha sido leer tu entrada y darme ganas de sentarme a tu lado, que si hay algo que me gusta, es estar en babia un buen rato, jajaja. Menudo don de palabra que tienes, campeona. Me gusta tu blog. Blog con corazón. Muaaaaaaaaaaaaak.

    ResponderEliminar