El frío

El tibio olor a polvo y los crujidos al encender por primera vez la estufa. La respiración empañando los cristales. Los días breves, las tardes con trinchera de mantas en el sofá.

Llegó el invierno, y me encontró con las manos frías, pero ocupadas.
Un beso en cada punto de cada cuello de lana que tejo.



Un abrazo cálido envuelto en una bolsa de agua caliente (inspirada aquí) para mi hermanita Alba, que este año vive muy lejos, en el invierno helado del Este de Europa.
(Las piernas también se merecen lana... y cariño)

 Unos amigos bien abrigados para hacerme compañía en los mercadillos navideños.

Y finalmente, un montón de guantes sin dedos para todas esas manos que, como las mías, no saben ni dejar de soñar, ni estarse quietas.
Cuidáos mucho, feliz invierno:)

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