Soñando otoños

He leído que dentro de tres horas, será otoño. Y aunque no lo demuestran ni el sol abrasador, ni el polvo gris pegado en las hojas de las macetas mustias del balcón, yo sí que quiero creer en días que se acortan, en luces que se vuelven doradas, en la luna enorme y naranja que vi el viernes en la playa, en la sábana que ya empiezo a buscar cuando me meto en la cama. Lo fácil es acordarse de la primavera, desear el verano, comer turrón con los primos del pueblo en navidades. Pero a veces es necesario repescar olvidos, y más aún, llevar la contraria. Y por eso, esta tarde, yo sueño otoños.




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